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La producción de cerámica tiene sus raíces en los primeros días de la historia de la humanidad. Desde los primeros pasos de nuestros antepasados, la cerámica se ha desarrollado hasta hacerse hueco en un sector industrial de alta tecnología que cuenta con una gran cantidad de métodos de procesamiento y productos. Y es que la cerámica significa algo más que solo cerámica para artículos de vajilla, estufas o artículos sanitarios. Su aplicación en diferentes sectores también conlleva mayores exigencias a las válvulas responsables de controlar el transporte de las materias primas.
La cerámica técnica (también llamada cerámica industrial) y la cerámica funcional son hoy dos ramas importantes en la industria de la cerámica y sectores de gran sofisticación técnica y mucha experiencia. Estos productos de alta tecnología tienen poco que ver con las propiedades de la cerámica convencional. Los productos de cerámica técnica y funcional se utilizan en la tecnología ambiental como elementos filtrantes, en la biotecnología como herramientas de esmerilado, en la tecnología médica como implantes o coronas dentales, en la ingeniería eléctrica como aislantes o incluso en aeronáutica como protecciones térmicas.
Las válvulas regulan el transporte de las materias primas en todos los sectores de procesamiento de la cerámica y aseguran durante el proceso de fabricación un buen desarrollo de las operaciones de transporte y dosificación.
Las válvulas de manguito son ideales para cerrar y regular las materias primas en la industria de la cerámica y ya se utilizan en la extracción de las materias primas más importantes para la producción de cerámica (como la extracción de caolín).
Independientemente de si la cerámica se produce para acabar siendo un producto clásico para uso doméstico o un producto especializado para una amplia variedad de industrias, las materias primas suelen ser productos en polvo y deben transportarse desde los depósitos hasta la planta de producción.
Las válvulas deben regular y detener las sustancias más variadas: óxido de aluminio (Al2O3), óxido de circonio (ZrO2), carburo de silicio (SiC), cordierita (Mg2Al3), minerales de arcilla, caolín, fundentes y aditivos. Gracias a la robustez de la construcción y al manguito antiabrasivo de las válvulas de manguito de AKO, incluso los medios bombeados más abrasivos y agresivos, y por ello los más problemáticos, no presentan dificultades en la producción de cerámica. Las calidades de los compuestos resistentes a la abrasión del manguito de goma garantizan una obturación hermética de la válvula, incluso después de un empleo prolongado con medios abrasivos e incontables ciclos de apertura y cierre.
Las válvulas de manguito también pueden usarse como válvulas reguladoras en la fundición de cerámica (fundición a la barbotina). En este caso, las válvulas no controlan las materias primas, sino la masa de cerámica líquida en su trayecto hacia los moldes de fundición.
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